martes, 26 de abril de 2011

escrito 3..

El rumor se había extendido por toda la ciudad, por todos era ya sabido la noche de juerga que tuvimos aquel fin de semana, ¿lo recuerdas?, supongo que sí, como poder olvidarlo, ¿verdad?, no serán pocos los que a causa de aquel día te culpen de lo que posteriormente pasó conmigo.

Ahora me acuerdo cuando días antes me decías que no estabas seguro de querer salir, que no hacía ni quince días que lo habías dejado con tu ‘niña’, como tu la llamabas, que no te parecía bien salir, que te sentías mal y yo, como siempre, callé mis sentimientos y me metí en el papel de amiga confidente, como si fuera tu hermana pequeña. Me costó mucho convencerte, estabas triste y abatido, pero cuando ya estabas decidido a ‘terminar con todo’ y pasar una noche loca, me prometí que sería la mejor fiesta que jamás pasaríamos juntos, lo que no sabía, es que sería la última.

Quedamos a las ocho, en la puerta del teatro, el plan era el de siempre, pero sólo iríamos tu y yo, me había prometido a mi misma hacerte olvidar a esa tía que tan poco valoró. Como siempre, llegaste tarde, que iba a esperarse, por muy ‘depre’ que andarás, seguías siendo el de siempre, ibas con tu sudadera de rayas, negras y grises, tus pantalones vaqueros, las botas y el pelo algo húmedo, luego sabría por ti, que es habías estado hasta ‘las mil y monas’ conectado a internet, chateando y que se te había hecho tarde y acababas de ducharte, pero, en fin, nos saludamos con dos besos, (que típico, ¿no?), me viste y sonreíste, diciéndome que estaba muy guapa, que te gustaba mucho mi vestido nuevo, bueno y claro yo, que quería que la olvidarás, te cogí y de la mano y con un: ‘Vámonos’ , nos montamos en el coche y cuando salíamos de la ciudad, me preguntaste entre intrigado y asustado, que dónde ibamos, te puse un dedo en la boca y dije un ‘shhhh… es una sorpresa’, pude ver por tu sonrisa que te agradó la idea.

No hablamos nada durante el viaje, supongo que era porque estabas algo nervioso, tomé la desviación hacia Madrid, era de suponer que llegaríamos alli a eso de las once de la noche, así que sacaste el disco que habías grabado en navidades y lo pusiste, no había tenido oportunidad de oírlo hasta entonces y hoy mientras te escribo esto, como ya te dije ese día, me encantó, y sí, son canciones más ‘pop’ de lo habitual en ti, un cantante de rock, pero eso me da igual, lo importante es que lleguen y éstas, me han llegado.

Llevábamos ya una hora y media de viaje, cuando, inevitablemente, salió el tema de ‘ella’, yo, una vez más, te dije que la olvidarás, que no te merecía, que se había portado mal contigo y que las cosas eran mejor así, que no te preocuparas que todo pasaría y yo te iba a ayudar, me diste un beso en la mejilla y las gracias, yo no te dije nada, bastó una mirada, ya sabías que te quería.

Llegamos a Madrid a las once y cuarto, más o menos, habíamos pillado un atasco monumental a la entrada de la ciudad, tomamos la desviación en la M30 hacia la castellana, en busca de la mejor zona de fiesta ‘rock’ de la ciudad, teníamos donde elegir, no era como aquí, que sólo está el Metropol, así que entramos en el mejor, estaban pinchando una canción de La Fuga, ‘por verte sonreír’ , demasiado lenta, pero con una bonita letra, ya te dije en una ocasión que esa canción me gustaba mucho y no pudiste evitar el volver la cabeza y sonreírme, lo que tú no sabías es que me gustaba porque me recordaba a ti, a todas las veces que ella te había hecho daño y yo te había consolado, intentando que lo arreglariaís, dándome igual el estar enamorada de ti, sólo importándome tu amistad y así pensaba continuar.

Pedimos dos cervezas y nos fuímos al fondo del bar, hablamos de muchas cosas, pero según iba pasando la noche, te ibas olvidando de Vanessa y viviendo sólo el momento, la noche se animaba y abría ante nosotros, aún eran las doce, la noche era joven.

Conocimos a mucha gente esa noche, un par de chicos y chicas góticos, como yo, con los que entablamos una buena conversación y nos aconsejaron sobre los mejores ‘garitos’ de la zona, así que cogimos nuestras cosas y les seguimos, nos llevaron al barrio de Vallecas, había fiesta en su facultad según nos dijeron y no tardamos mucho en integrarnos con el resto, ya eran las tres de la mañana, cuando desapareciste, yo me había quedado con Jorge, uno de los chicos del otro bar, y estaba tan entretenida hablando con él, que no me di cuenta de en qué momento salistes a la calle, no sabía que te había podido pasar, hasta que Laura me dijo que ella estaba allí, te juro que en ese momento la odié, la odié por estar allí, por sacarte de la fiesta, por hacerte aún más daño pues ella estaba ahora saliendo con un amigo tuyo, Alberto, tú decías que ya sólo la veías como tu amiga, pero, no era así, no nos engañemos, te dolía verla con él, aunque intentarás ocultarlo. Cuando volviste, te pregunté que dónde habías estado, mera curiosidad, habías salido a despejarte, ‘demasiado alcohol’ dijiste, y que cuándo saliste, ella estaba ahí, ‘dándose el lote’ con tu amigo, que habiais discutido los dos y acabasteís en una pelea, aún hoy, no sé cómo no pude oír nada, la música, el alcohol y Jorge me habían despistado. Nos fuímos de la fiesta, no había hecho doscientos kilómetros para ir a parar a la facultad de Vanessa, ni loca, así que cogimos nuestras cosas y vuelta para el bar de antes, lo habían cerrado ya, pero no tardamos mucho en encontrar de características similares, al fin y al cabo, es una ciudad un ‘poquito’ más grande que Burgos.

Habíamos bebido ya demasiado a las tres de la mañana, pero ahora ya eran las cinco y si antes íbamos contentos, ahora lo estabamos aún más, así que pasé de coger el coche de vuelta aquí, nos quedamos a dormir allí, pero no a una pensión, a dónde íbamos a las cinco buscando pensión, pero esto ya fue más tarde, no pegamos ojo hasta las ocho, aún nos quedaban tres horas por delante y había que aprovecharlas, yo tenía amigos en Madrid, al igual que tú, conocidos en internet, y aunque no eran góticos, ni ‘rockeros’
eran buena gente, habían estado aquí la semana pasada y ya había quedado con ellos en la ‘Joy’ a las cinco y media, una vez más tu no sabías dónde te llevaba, pero te gustaba la idea de no ser tú el que decidiera como el resto de fines de semana.

Cuándo llegamos, mis amigos ya se habían ido, nos dio igual y entramos de todos modos, eran las seis, el alcohol fue el culpable de todo lo que después sucedió, nos besamos y abrazamos, tu ya sabías lo que yo sentía por ti, pero, yo sabía que tú no sentías como yo, de la misma forma, me deje engañar, y por una ilusión ‘pasajera’, se perdió una amistad, demasiado importante para mí, te quería demasiado como amigo, hace unas semanas intentaste arreglarlo, pero, a mi no me dijiste que seguías enamorado de ‘ella’ no necesitaba que me lo dijeras, lo sabía, era bastante lógico, esa noche, la terminamos tu y yo juntos, pero cuando me besabas, sé que pensabas que era ella o que simplemente no sentiste nada,pero me sentí engañada , estoy cansada de mirar tu foto en la pared ,estoy cansada de creer que todavía estas, volví a recordar las tardes de café y esas noches ‘locas’ como aquella, que siempre terminaron bien, me pusé a gritar y estrellé tu foto contra la pared, me gustaría escucharte ahora , que me dijeras perdón una vez más que me fueras sincero y poder volver a ser amigos.
Estaba condenada a vivir sin llorarte, sin sentir, en tu trampa caí, eran las ocho de la mañana ya, la verdad no me quedaban ganas de seguir en Madrid, así que cogimos el coche y de vuelta para Burgos, no hablamos durante todo el viaje, no pusimos viaje, habíamos pasado la delgada línea que existe entre el amor y la amistad y ya sabía que el amor no era posible, pero la amistad tampoco, ya nunca te vería con los mismos ojos.

A las once y media de la mañana llegamos a Burgos, te deje en la puerta de tu portal, que está al lado de la N-I, y con un seco ‘adiós’ cerraste la puerta del coche y te encaminaste a tu casa, tu cara estaba triste, la mía también, pero, esto, era irremediable. No pude dejar de pensar en ti, no podía dormir, no pude comer, estaba destrozada, esperaba esa llamada, quedando para arreglar las cosas, pero esa llamada nunca llegó. Ya sabes como soy yo, que le doy muchas vueltas a las cosas, quizás, demasiadas, sé que tu no eres así, que eres un cabeza ‘loca’ y que aunque por fuera, parecieras triste, era porque realmente no entendías el motivo de mi silencio, pues como ya te he dicho, para ti yo era, como tu hermana, tu amiga confidente y estarías pensando que, ¿quién no tiene un desliz? Y que desliz.

Era sábado, mi cumpleaños, esa misma tarde intentaste felicitarme por internet, sabías que no te olvidaba, y te corte muy seca la felicitación, pidiéndote que por favor, me dejaras tranquila.

Sin embargo, tu no desististe, esa misma noche, lo intentaste de nuevo, y una vez mas te pedí que me dejaras tranquila, siempre hay caminos cruzados donde elegir y la suerte ya no está conmigo, si es que alguna vez lo estuvo, debes saber que el tiempo no espera y no todo llega, me preguntaste que a dónde pretendía llegar con mi enfado, respondí con un silencio, que estoy segura, ahora entenderás.

Esta carta ya se está haciendo demasiado larga, he omitido, como te habrás dado cuenta, muchos detalles, pero, no tengo necesidad de decirles, eso queda entre tú y yo, entre lo que un día fue, una bonita amistad. No tengo nada más que decirte, he escogido mi camino y hoy ya no estoy a tu lado, espero que no te confundieras tú, al elegir el tuyo.

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