miércoles, 2 de junio de 2010

El Final de la Jornada

Bajo una lívida luz
corre y danza sin motivo
la Vida chillona, imprudente;
y así, en cuanto al horizonte

la noche voluptuosa asciende
apaciguando hasta el hambre,
borrando incluso la vergüenza,
el Poeta se dice: "¡Al fin!"

Mi espíritu, como mis vértebras
con fervor invoca el reposo,
lleno de fúnebres sueños,

voy a tenderme de espaldas
y a envolverme en vuestras cortinas,
¡oh refrescantes tinieblas!"

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